El partido se había acabado en cuanto marcó Luis Suárez. Ya podía jugarlo mal el Atlético, ya podía quedar más de una hora, ya podía jugarlo bien el Getafe. Se había acabado. El equipo azulón puede hacer un gol a cualquier rival del planeta menos al rojiblanco, así que ni siquiera el año en que nada fue como se esperaba incluyó ese acierto que se aguarda desde 2011. Desde aquel penalti de Diego Castro, el parcial es de 34-0, así que el día que llegue la diana en cuestión, si es que llega, se convertirá inmediatamente en la más larga de la historia. Y por supuesto pasará a la sección tópicos del fútbol, subsección las estadísticas están para romperlas.
Es curioso este deporte, la verdad. Durante años nos contaron que los méritos del Atlético en la pizarra eran obra de autor, pero resulta que aquello desapareció tal y como había aparecido sin que entonces se apuntase hacia el mismo sitio... y que ahora va reapareciendo cuando ya no hay a quien apuntar. El caso es que el cuadro local gozó de una falta lejana y que Lemar decidió tocar en corto en vez de ponerla en el área para que fuera Carrasco el que templara. Luego necesitas un tipo como Luis Suárez, claro, capaz de adelantarse a Djené y de picarla ajustada al palo, justo donde no llega Yñez. El uruguayo es el gol a toda costa. El uruguayo se antoja imprescindible en lo que llega un sustituto para Costa.
