La Signora afrontaba en Roma una cita comprometida, ante un rival con sólo un pie calzado (el Bota de Oro Ciro Immobile era baja por el polémico caso de los positivos en coronavirus), aunque con un sistema de juego muy definido y establecido. Todo lo contrario de una Juve que todavía está por dibujarse.
Ayer Lewandowski vio puerta... y Cristiano Ronaldo lo sabía. Acostumbrado a ser el protagonista siempre que está sobre el verde, en la primera mitad no fue diferente. Quince minutos necesitó el luso para marcar su gol número 27 en 2020 y seguir siendo el máximo artillero en año natural de las cinco grandes ligas europeas.
Cristiano no está sintiendo las secuelas del coronavirus. Desde su regreso a los terrenos de juego, dos goles contra el Spezia, una asistencia ante el Ferencváros y otro tanto frente a la Lazio.
Esa fue la reacción de Cristiano tras ser sustituido por Pirlo en el minuto 75. El portugués se estaba doliendo por un gole en el tobillo tras un salto, pero su sorpresa cuando vio el dorsal número 7 en el marcador dejó claro que se sentía en condiciones de continuar en el Olímpico. El técnico de la Juve fue valiente y se atrevió a mandar al banquillo a su máxima estrella. Lo que sucedió después de esa decisión será lo que le echen en cara durante todo lo que dure el parón de selecciones.
En la última jugada del encuentro. No hubo tiempo ni para sacar de centro después. Un jugadón en banda izquierda de Correa, caño a Bentancur incluido, terminó en los pies de un Caicedo que superó a Szczesny tras un movimiento y disparo dentro del área de primer nivel.
Dos puntos menos para una Juventus con unos números muy irregulares en este inicio de campaña en la Serie A: cuatro empates y tres victorias, una de ellas en los despachos ante el Nápoles. El gol de la Lazio se cantó en la parte azul de Roma... y en Milan entera.