Resumen
(EFE) — Finiquitada la mejor generación de Bélgica en el Mundial, Kevin De Bruyne resurgió de sus cenizas y regresó a lo grande a la Premier League tras su decepcionante actuación en Qatar para comandar la victoria del Manchester City, que ganó por 3-1 al Leeds United con un tanto de Rodri Hernández y un doblete de Erling Haaland.
Y es que el noruego no ha acusado la inactividad por el parón mundialista. Al contrario. Ha vuelto a la competición con más voracidad. El primer jugador en la historia de la Premier que alcanza la veintena de goles en catorce encuentros no decae en sus estadísticas. Al contrario.
Mientras, De Bruyne es feliz en Inglaterra. En los partidos con el City olvida las penurias que ha vivido últimamente con su selección, donde estaba llamado a conseguir retos enormes que se han diluido como un azucarillo. El último, en Qatar, acabó fatal tras la caída de su equipo en la fase de grupos.
Por eso, De Bruyne apareció con ganas en Ellend Road. Ya las mostró ante el Liverpool seis días antes en Copa. Repartió juego y un par de asistencias, pero necesitaba firmar otro encuentro enorme y lo logró: frente al Leeds fue el faro que iluminó a un equipo que acabó la jornada a cinco puntos del Arsenal.
Y es que, después de caer en su última aparición en la Premier League (1-2 ante el Brentdord), el City necesitaba dar un golpe encima de la mesa para recuperar el pulso a la competición. Tenía ganas, el parón de más de un mes por el Mundial de Qatar fue un exceso para intentar calmar la ansiedad para regresar a la senda de la victoria.
La puesta en escena de los hombres de Pep Guardiola fue impecable. No hubo piedad hacia su rival. Desde los primeros segundos, fueron a por el Leeds, que sufrió un acoso y derribo durante toda la primera parte en la que estuvo a punto de sobrevivir.
Sólo Rodri Hernández, cuando el árbitro estaba a un paso de pitar el final del acto inicial, fue capaz de romper la muralla que plantó Jesse Marsch. El técnico estadounidense intentó aguantar el empate hasta el descanso. Estuvo a punto de conseguirlo, gracias a la falta de puntería de Jack Grealish y a las intervenciones de su portero, Illan Meslier.
Las ocasiones fueron innumerables, casi incontables y tal vez acertó el jugador menos acostumbrado a celebrar goles. La lista fue larga: Haaland, ante Meslier, se encontró con las manos del portero francés hasta en dos ocasiones; De Bruyne, mandó fuera un derechazo desde fuera del área; Grealish desaprovechó un pase de la muerte de Rico Lewis y una jugada de pizarra marca Guardiola. En ambas ocasiones, mandó la pelota por encima de la portería.
Todo giró al ritmo de Kevin De Bruyne, excepcional y a un nivel excelso. Bélgica echó de menos durante el Mundial una versión que sí mostró ante el Leeds. El belga dejó detalles imborrables y, si no llega a ser por Grealish, una de sus jugadas se habría quedado grabada en la retina de muchos. En el remate que desperdició su compañero tras la fenomenal asistencia de Lewis, De Bruyne se lució con un movimiento de bailarín con el que tocó la pelota para desequilibrar todas las líneas.
Y, como no, el tanto del City nació de sus botas, con un pase tremendo del belga a Riyad Mahrez, que, de nuevo, se encontró con Meslier en un remate que era medio gol. El rechace lo recogió Rodri, que pasaba por el punto de penalti e hizo de Haaland para abrir por fin el marcador.
El tanto no sentó nada bien al Leeds, que hasta entonces ni se había acercado a la portería de Ederson. Y no consiguió desprenderse del abuso de su rival hasta que el City marcó el segundo al inicio del segundo tiempo con la redención de Grealish. El extremo británico robó una pelota en el centro del campo, se plantó ante Meslier y no se arriesgó a volver a fallar: cedió la pelota a Haaland y el noruego, a puerta vacía, aumentó la renta.
El segundo del City despertó al Leeds, que con todo perdido se lanzó al ataque. Se desperezó tarde y se arriesgó. Dejó muchos huecos y Haaland no tardó en asociarse de nuevo con Grealish para sumar el tercero, el vigésimo en su cuenta particular esta temporada.
La jugada la inició de nuevo De Bruyne, que hasta el final continuó con su exhibición. El Leeds interrumpió su actuación con un tanto de Pascal Struijk a la salida del córner. También frenó su relato Haaaland, que falló su tercer mano a mano de la noche.
Pero nadie quitó a De Bruyne el título de MVP en Ellend Road. Sus compañeros se aprovecharon de las ganas del belga, generador de un fútbol que coronaron con sus goles Rodri y Haaland. Y, ya de paso, su gran partido sirvió para que el City conquistara tres puntos con los que se mantiene a cinco del líder.