Alan Aguerre valoró el empate de Central Córdoba ante Independiente Rivadavia, destacando la importancia de seguir sumando en la recta final. El arquero fue figura en Mendoza y celebró la clasificación del Ferroviario a la siguiente fase.

En una noche clave para las aspiraciones del equipo santiagueño, Alan Aguerre valoró el empate de Central Córdoba ante Independiente Rivadavia y se mostró conforme con el rendimiento colectivo. El 0-0 en Mendoza sirvió para sellar la clasificación del Ferroviario a los octavos de final del Torneo Clausura y mantener viva la ilusión de estar entre los cuatro mejores de la Zona A.

“La idea era ganar, pero como se dio el partido el punto termina siendo bueno para nosotros”, expresó el arquero luego del encuentro. Con intervenciones decisivas, Aguerre fue uno de los responsables de sostener el arco en cero y asegurar un resultado que, más allá del marcador, significó mucho en la tabla. “Fue un partido duro, honestamente esperaba que estén un poco más relajados ellos. Pero con su gente y el empuje se hizo complicado”, agregó el guardameta.

Con este empate, Central Córdoba alcanzó los 23 puntos y se ubica tercero, tres por encima de Banfield, su próximo rival. En la última jornada, los dirigidos por Omar De Felippe recibirán al Taladro en el estadio Madre de Ciudades, sabiendo que un empate les alcanzará para asegurarse un lugar entre los cuatro primeros. Además, la diferencia de gol (+6 contra -6 de Banfield) les otorga una ventaja considerable.

Más allá de lo numérico, el vestuario Ferroviario se mostró satisfecho por haber mantenido el orden y la solidez en un contexto complejo. En el tramo final del campeonato, cada punto vale doble, y Alan Aguerre lo sabe. “Estos partidos son los que nos preparan para lo que viene. Queremos seguir creciendo como grupo”, cerró.

Con la clasificación asegurada, Central Córdoba buscará cerrar esta fase con una victoria que lo deje bien parado para los cruces de eliminación directa. En la tierra del buen vino, el Ferro sumó un punto valioso que puede tener sabor a mucho más.

Lesiones Marcos Rojo Vietto. El defensor y el delantero de Racing encendieron las alarmas tras salir en el entretiempo ante Defensa y Justicia. Los estudios confirmaron sendos desgarros y se perderán el duelo con Newell’s.

El triunfo por la mínima ante Defensa y Justicia en el Cilindro de Avellaneda dejó a Racing Club al borde de los octavos de final del Torneo Clausura y con la ilusión intacta de clasificar a la Copa Libertadores 2026. Sin embargo, el sabor dulce de la victoria se vio opacado por la preocupación: se confirmaron las lesiones de Marcos Rojo y Luciano Vietto, dos pilares del equipo de Gustavo Costas.

Ambos jugadores debieron ser reemplazados en el entretiempo del duelo ante el Halcón por molestias musculares, y los estudios realizados a comienzos de la semana arrojaron un panorama negativo.
Marcos Rojo sufrió un desgarro en el sóleo izquierdo, mientras que Luciano Vietto padece una lesión similar en el sóleo derecho. Aunque el cuerpo médico aún no definió el tiempo exacto de recuperación, se estima que ambos estarán al menos tres semanas fuera de las canchas, perdiéndose el cierre de la fase y buena parte del arranque de la siguiente etapa.

La noticia representa un golpe importante para Costas, que pierde experiencia en defensa y desequilibrio en ataque justo cuando la Academia buscaba afianzar su lugar en la zona de clasificación.
A estas bajas se suma la incertidumbre por Juan Ignacio Nardoni, quien arrastra molestias físicas y continúa entrenándose de manera diferenciada, al igual que Matías Zaracho, que salió lesionado en la semifinal de la Copa Libertadores ante Flamengo.

Pero no todo son malas noticias en Avellaneda. Gabriel Rojas y Tomás Conechny recibieron el alta médica tras recuperarse de sus respectivas lesiones y podrían volver este domingo frente a Newell’s en Rosario. Además, Santiago Sosa, operado recientemente de una fractura maxilar, retomó las prácticas con el grupo y comenzó un proceso de reacondicionamiento físico.

Con estas confirmaciones, el cuerpo técnico deberá rearmar el once titular en busca de un cierre positivo del Clausura y pensando en los octavos.
La lesión de Marcos Rojo y Luciano Vietto obliga a Costas a reconfigurar su esquema defensivo y ofensivo de cara a un tramo decisivo del semestre.

Tomás Molina falló penal decisivo en la final de la Copa Argentina ante Independiente Rivadavia y vivió días de angustia. En La Paternal, el delantero se quebró al agradecer el apoyo del público y de sus seres queridos.

Campeón hay uno solo, pero detrás de cada título hay historias que conmueven. Una de ellas es la de Tomás Molina, protagonista involuntario de la final de la Copa Argentina que Argentinos Juniors perdió ante Independiente Rivadavia. El atacante erró el penal decisivo —dos veces atajado por Gonzalo Marinelli— y días después rompió el silencio con declaraciones cargadas de emoción y autocrítica.

El jugador, ovacionado por los hinchas en La Paternal en el triunfo frente a Belgrano, se tomó unos minutos para agradecer el cariño recibido tras vivir uno de los momentos más difíciles de su carrera.
“Quiero agradecer a toda la gente que hoy me hizo sentir muy importante y querido, y también a mis compañeros, a los que trabajan en el club, a mi familia y amigos. La verdad que la pasé mal y tuve una semana durísima, pero gracias a ellos pude salir adelante. A veces estas cosas te llevan a pensar en lo peor”, expresó visiblemente emocionado el delantero.

El propio Cristian Malaspina, presidente del club, le entregó una plaqueta antes del partido, gesto que generó aplausos y una ovación cerrada.
“Fue un momento muy fuerte. No sabía si era el mejor día para recibir algo así, pero el apoyo fue increíble”, comentó Molina.

Volviendo a la noche fatídica en Córdoba, el atacante recordó:
“Cuando terminó el partido me sentí muy mal conmigo mismo, sentí que en algún punto les había fallado a todos. Fue duro porque el equipo venía haciendo un gran año y llegar a la final era un premio al esfuerzo de todos. Pero esas cosas pasan y cuesta levantarse. Hoy pude tener ganas de jugar; cuando terminó el partido, lo último que quería era volver a entrar a una cancha”.

El delantero reconoció que la desilusión fue doble por su historia personal: “En mi carrera la pasé duro, por eso quería salir campeón con este club que tanto me dio. Ya viví momentos difíciles, pensé que no me iba a levantar y pude hacerlo. Hoy busco una revancha con el club y conmigo mismo”.

En el cierre, Tomás Molina dedicó palabras a su entorno: “Mi familia es todo. Mi viejo, mi vieja, mis hermanos. Siempre me apoyaron y estuvieron cuando más los necesité. Sin ellos no estaría jugando”.

Conmovido, Molina logró transformar el dolor del penal en una lección de resiliencia que tocó a toda la familia del Bicho.