Obras Basket consiguió un valioso triunfo como visitante al derrotar a San Lorenzo por 89-81 en el Polideportivo Roberto Pando, con Ty Sabin como goleador del encuentro en una nueva jornada de la Liga Nacional de Básquet.

En una noche intensa en Boedo, Obras Basket mostró carácter y jerarquía para imponerse por 89 a 81 ante San Lorenzo, en el Polideportivo Roberto Pando, por una nueva fecha de la Liga Nacional de Básquet.

🎯 Brussino con el triple en el arranque del 3C

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El partido comenzó con un ida y vuelta constante, donde el local encontró puntos rápidos en la pintura a través de Ignacio Bednare, autor de los primeros seis tantos del Ciclón. Obras respondió con el perímetro, con Marcos Mata como estandarte, y promediando el primer cuarto pasó al frente gracias al aporte de Andrew Corum. Pese a la reacción azulgrana con triples de Lucas Pérez y Camilo Rodríguez, el Tachero cerró el primer parcial con una amplia ventaja de 33 a 17.

En el segundo cuarto, San Lorenzo intentó mantenerse en juego, pero la sólida defensa visitante y la efectividad ofensiva de Ty Sabin y Federico Zezular marcaron claras diferencias. Con un dominio total del trámite, Obras se fue al descanso largo con una ventaja contundente de 63 a 33, dejando el partido muy cuesta arriba para el conjunto de Boedo.

🤯 ¡Parcial de 19-2 en el último cuarto y @CASLABasquet a 8⃣ puntos a falta de 4:19 por jugar!

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La segunda mitad mostró a un Obras más calmo, manejando los tiempos y distribuyendo el balón para encontrar lanzamientos cómodos. Esa inteligencia colectiva le permitió sostener la diferencia y llegar al último cuarto arriba 85 a 60, prácticamente con el partido controlado.

Sin embargo, en el tramo final, Sebastián Burtin movió el banco y apostó por los más jóvenes, que respondieron con energía y orgullo. San Lorenzo logró un notable parcial de 21-2, se metió nuevamente en partido y llegó a colocarse a seis puntos (87-81) a falta de dos minutos. A pesar de ese empuje final, Obras mantuvo la calma y cerró un triunfo trabajado y valioso como visitante.

Ty Sabin, con 21 puntos, fue el máximo anotador del encuentro y la principal figura del Tachero, que sigue sumando fuera de casa en una temporada cada vez más exigente.

Álex De Miñaur aprovecha la pretemporada navideña para ganar músculo y fuerza, con el objetivo de acortar distancias frente a Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, y dar un salto de calidad en el inicio de la temporada 2025.

Álex de Miñaur aprovechó el receso de fin de año y las fiestas navideñas para enfocarse de lleno en uno de los grandes desafíos de su carrera: ganar músculo y fuerza para competir de igual a igual con los dominadores actuales del circuito, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz.

El australiano, actualmente número siete del mundo, se entrenó en el Ken Rosewall Arena de Sídney con la mirada puesta en dar un salto de calidad que le permita transformarse en un “factor disruptivo” frente al dominio que el italiano y el español vienen ejerciendo en el tenis masculino, con ocho títulos consecutivos de Grand Slam repartidos entre ambos.

Un paso más para competir con los mejores

De Miñaur fue claro al reconocer que todavía no logró vencer a ninguno de los dos referentes de la nueva era, ni tampoco superar los cuartos de final en un Grand Slam. Sin embargo, siente que la distancia se está acortando.

“He disputado partidos muy igualados con ambos a lo largo de los años y sientes que cada vez estás más cerca”, explicó el australiano en declaraciones realizadas en Sídney, en la previa del inicio de la United Cup.
“Hay que trabajar el juego y buscar nuevas armas. En mi caso, se trata de encontrar diferentes formas de hacer daño a estos rivales y estar preparado para asumir más riesgos”, agregó.

El foco puesto en lo físico – De Miñaur gana fuerza

Uno de los ejes centrales de esta pretemporada fue el trabajo físico. De Miñaur incorporó a un nuevo preparador físico y reforzó su rutina de gimnasio con el objetivo de ganar potencia sin perder velocidad, una de sus principales virtudes.

“Intento ganar tamaño y fuerza y seguir mejorando. A lo largo de los años he subido algo de peso, lo que sin duda me ha beneficiado. No hay atajos al trabajo duro”, afirmó el tenista de 25 años, que ya acumula diez títulos ATP en su carrera, incluido el conseguido la pasada temporada en Washington.

United Cup y Australian Open en el horizonte

El próximo desafío inmediato para De Miñaur será la United Cup, donde Australia se medirá ante República Checa y Noruega en el certamen de equipos mixtos que se disputa entre Perth y Sídney. Más adelante, llegará el gran objetivo del inicio de temporada: el Australian Open, que comenzará el 18 de enero en Melbourne.

Con una base física más sólida y la ambición intacta, De Miñaur encara 2025 decidido a dar ese paso que le permita dejar de ser perseguidor y empezar a incomodar seriamente a los dueños del trono.

La llamada Batalla de los Sexos disputada en Dubái entre Nick Kyrgios y Aryna Sabalenka volvió a exponer un espectáculo construido desde el morbo, sin valor deportivo real y con una discusión física y competitiva que el tenis ya tiene saldada.

Un partido aburrido, sin sentido deportivo real, fue el que se disputó en Dubái bajo el rótulo marketinero de “Batalla de los Sexos”. Un experimento que, lejos de aportar algo al tenis, volvió a apoyarse en el morbo como motor principal del espectáculo, dejando de lado cualquier lógica competitiva.

Porque, más allá de ajustes artificiales y discursos grandilocuentes, la realidad física es ineludible: un hombre entrenado dentro del circuito profesional siempre tendrá ventaja sobre una mujer, incluso cuando enfrente a la número uno del mundo. Y el resultado no hace más que confirmar algo que el tenis ya sabe desde hace décadas.

En este contexto, Nick Kyrgios (30) impuso su ley ante Aryna Sabalenka (27) en un mediático encuentro disputado este domingo en Dubái, que se resolvió en dos sets idénticos: 6-3 y 6-3. Un partido que fue vendido como un acontecimiento histórico, y que quizás lo sea dentro de 10, 20 o 30 años por lo extraño del cruce, pero no quedará en la memoria por el nivel de juego ni por la emoción.

Para intentar “equilibrar” las diferencias físicas, la organización redujo en un 9% la pista de la bielorrusa, una decisión que lejos de generar paridad, provocó una sensación desconcertante e incluso chocante. Y aun así, hay un dato que vuelve absurdo el planteo: se enfrentaban la número uno del ranking WTA contra el 671° del ranking masculino, un Kyrgios prácticamente fuera del circuito, sin ritmo competitivo y con apenas una victoria oficial desde finales de 2022.

Aun en ese contexto, el australiano —auténtico showman y perfil ideal para este tipo de exhibiciones— fue claramente superior. En el primer set, se mostró muy sólido al servicio, ganó todos sus turnos de saque salvo uno, quebró en cuatro oportunidades consecutivas y cerró la manga con autoridad.

En el segundo parcial, Sabalenka mostró algo más de solvencia. Logró un quiebre, salvó tres chances de contra-break y llegó a colocarse 3-1 arriba, alimentando por algunos minutos la ilusión de una remontada. Pero fue apenas un espejismo. Tras quedar a un punto de estirar la ventaja, la número uno se desmoronó y volvió a ceder el control del partido, cerrando el encuentro con otro 6-3 en contra.

El balance es claro: no ganó el tenis, ganó el show. Un espectáculo diseñado para generar conversación, clics y polémica, pero que no aporta nada al debate deportivo ni a la evolución del tenis. La discusión ya está saldada desde lo físico y lo competitivo, y forzar este tipo de cruces no hace más que banalizar el nivel extraordinario que el tenis femenino ha construido por mérito propio.

Porque el tenis no necesita estas comparaciones artificiales para brillar. Y mucho menos, para ser respetado.