En una noche mágica en el estadio Metropolitano, el Atlético de Madrid, dirigido por Diego Simeone, dio inicio a su aventura en la UEFA Champions League con una emotiva victoria por 2-1 sobre el RB Leipzig. Imágenes. Prensa Atlético de Madrid
Un encuentro que, a pesar de sus momentos de pausa, se tornó en un espectáculo lleno de emociones que mantuvo a los aficionados al borde de sus asientos.
El partido comenzó de manera adversa para los colchoneros. A los apenas cuatro minutos, el Leipzig sorprendió al conjunto local. Tras una recuperación rápida de balón, Rodrigo De Paul entregó un pase impreciso, lo que permitió a los alemanes aprovechar el desorden en la defensa. Un remate inicial de Openda fue desviado por Oblak, pero la jugada continuó y Sesko, atento, llegó para abrir el marcador con el 1-0. Un golpe que dejó al Metropolitano en silencio, pero no al equipo de Simeone.
Pese a la desventaja, el Atlético no se dejó abatir. Fue entonces cuando Antoine Griezmann comenzó a hacer ruido en el área rival. El delantero francés tuvo una oportunidad clara, pero la fortuna no estuvo de su lado; su intento fue frustrado por una defensa que mostró su solidez. Sin embargo, la perseverancia del Colchonero tuvo su recompensa minutos después. Marcos Llorente, incombustible por la banda derecha, envió un centro a media altura que Griezmann conectó de volea, poniendo las tablas en el marcador y devolviendo la esperanza al Metropolitano.
El segundo tiempo se presentó como un desafío. A pesar de los cambios tácticos de Simeone, el Atlético luchaba por encontrar la claridad en su juego. El Leipzig, con la ventaja psicológica del empate, se aproximaba con peligrosas llegadas que obligaban a Oblak a demostrar su calidad bajo los tres palos. Pero el Cholo sabía que su equipo tenía un as bajo la manga.
Cuando el reloj marcaba los 90 minutos, y el empate parecía sellar el destino del encuentro, un centro preciso encontró a Josema Giménez en el segundo palo. Con un cabezazo certero, el uruguayo hizo vibrar el estadio, cruzando el balón lejos del alcance de Gulacsi y desatando la locura en las gradas. El 2-1 llegó de manera inesperada, pero para un equipo como el Atlético, nunca es demasiado tarde para crear magia.
Así, en una noche donde la lucha y la determinación brillaron, el Atlético de Madrid dejó claro que su historia en la Champions sigue viva, recordando a todos que el corazón colchonero nunca se rinde. La ilusión se renueva y la afición ya sueña con lo que vendrá.