Vista previa
Hace 40 años, el mundo se estremecía con el descubrimiento de un agujero en la capa de ozono, el escudo natural que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta. Este hallazgo marcó un punto de inflexión en la ciencia ambiental y movilizó a la comunidad internacional a tomar medidas urgentes. Hoy, la recuperación de la capa de ozono es un símbolo del impacto positivo de la acción colectiva.
Hace exactamente 40 años, un descubrimiento científico sacudió al mundo y transformó para siempre la manera en la que entendemos nuestra relación con el planeta. Fue en 1985 cuando tres científicos del British Antarctic Survey —Joe Farman, Brian Gardiner y Jonathan Shanklin— publicaron un informe que anunciaba la detección de un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida.
Este delgado manto de gas estratosférico, compuesto principalmente por moléculas de ozono (O₃), actúa como un escudo natural que filtra los rayos ultravioleta más dañinos del sol. Sin él, la vida como la conocemos sería inviable. La alarmante disminución de su espesor generó una respuesta inmediata tanto en la comunidad científica como en los gobiernos de todo el mundo.

En una entrevista con BBC Mundo, Jonathan Shanklin, uno de los investigadores responsables del histórico hallazgo, recordó el momento en que comprendieron la magnitud de lo que habían descubierto: “Cuando miramos los datos y vimos que la cantidad de ozono estaba cayendo tan rápidamente, supimos que algo no estaba bien. Tuvimos que revisar todo para asegurarnos de que no era un error instrumental”.
El hallazgo no sólo despertó preocupación: también impulsó una acción global sin precedentes. En 1987 se firmó el Protocolo de Montreal, un acuerdo internacional para reducir y eliminar el uso de los clorofluorocarbonos (CFC), principales responsables de la destrucción del ozono.
Gracias a estas medidas, la capa de ozono ha comenzado a recuperarse paulatinamente, y se espera que para la segunda mitad del siglo XXI pueda volver a sus niveles normales. La historia del agujero en la capa de ozono se convirtió en un caso paradigmático de cómo la ciencia, la cooperación internacional y la acción política pueden revertir una crisis ambiental.
El legado de ese descubrimiento sigue vigente. En un mundo enfrentado a desafíos como el cambio climático, la historia del ozono nos recuerda que el tiempo para actuar es ahora, y que la conciencia ambiental es un compromiso permanente.